La medicina combina en su propia naturaleza un quehacer moral y un quehacer técnico científico, sin embargo todo esto dotado de una gran carga de humanidad a fin de respetar la integridad personal del hombre necesitado. Ésta es la raíz de la ética médica.
Para asumir esta responsabilidad y hacer frente a los problemas que se le plantean, no basta sólo una constante formación científica, sino hace falta también sensibilidad y una conciencia ética para identificar los problemas y buscarles soluciones racionales.
La investigación fríamente llevada a cabo se perdió en el dilema de lo que técnicamente se puede realizar estableciendo una brecha poco clara entre lo que moral o éticamente se debía realizar.
Los problemas morales sobre la vida, la salud, la medicina, son objeto de estudios serios y sistemáticos en los últimos años. En el mundo occidental un estudio de ese tipo era terreno casi exclusivo de la teología moral de la iglesia católica, mientras que otros aspectos relacionados con la salud humana eran objeto de disciplinas como la deontología y la medicina legal.
Dentro de cualquier hospital, la petición del consejo ético a un colega ha sido tan antigua como la consulta de unos a otros por razones profesionales, y se sentía la necesidad de una disciplina que englobara y buscara salidas correctas a los múltiples problemas éticos y morales que se escapaban del ámbito médico científico. De esa necesidad surge la bioética hospitalaria.
El Hospital Materno perinatal Mónica Pretelini Sáenz en su labor como institución de enseñanza y gestor de la investigación materna y neonatal establece 3 comités reguladores de los temas de investigación en salud, el Comité de Investigación, el Comité de Ética en Investigación y el Comité Hospitalario de Bioética, buscando con ello generar una investigación de calidad y con apego al cuidado de los aspectos técnicos, científicos y sobre todo humanos.
Estos comités están constituidos por un grupo de personas, que establecen la misión de deliberar sobre la moralidad de determinadas decisiones o cursos de acción, bien sea en la práctica clínica, en la investigación científica o en la gestión de los recursos sanitarios disponibles.
Puede considerarse como un órgano de deliberación cuyo fin es formar una opinión razonada y razonable de hechos clínicos o no, planteados en situaciones complejas por la incertidumbre y en la que hay que tomar en cuenta la dignidad, los derechos e intereses de todas las personas afectadas por el problema en cuestión, para luego llegar a decisiones realmente realistas y prudentes. Ahora bien, en la toma de decisiones no se pueden tener criterios severos, rígidos e impositivos, sino que debe darse apertura al diálogo, respetar los puntos de vista de los demás con humildad intelectual, poseer la flexibilidad necesaria para modificar las propias posiciones, si se requiere. Pero esta flexibilidad no está reñida de ninguna manera, con la firmeza a la hora de defender los valores éticos que están en juego cuando se está convencido de estar en la posición correcta.
La participación en un comité de ética tiene que partir del principio de que uno no tiene la verdad absoluta, de qué en el proceso de deliberación (que es un proceso racional) se pueden aportar datos y perspectivas que nos lleven a cambiar el propio juicio sobre el asunto tratado, y por último que el acuerdo tomado no podrá ser nunca completamente cierto o considerarse como la única solución. Lo ideal en la solución es lograr el principio de universalización que se alcanza cuando todos los participantes, de manera libre y razonada logran una opinión consensuada.
La deliberación de los comités se llevará a cabo como una recomendación consensuada o mejor dicho, como la recomendación idónea para ese caso tiempo o lugar pero en ningún momento será obligante ni punitiva.
Las funciones que cumplen los comités de bioética son amplias y diversas. Varían de acuerdo a las necesidades y criterios locales, a las posibilidades y recursos humanos disponibles, a las acciones que se hubieran propuesto y al grado de desarrollo que hayan alcanzado. Básicamente los comités de bioética tienen tres funciones: consultiva, educativa y normativa.
Ante estas dificultades, los comités de bioética hospitalaria sólo aconsejan y asesoran a las instancias directivas que son las llamadas a dictar normas.
Más información acerca de los comités hospitalarios que actualmente fungen en el Hospital Materno Perinatal "Mónica Pretelini Sáenz" en: 722 276 5540 ext: 90849
Para asumir esta responsabilidad y hacer frente a los problemas que se le plantean, no basta sólo una constante formación científica, sino hace falta también sensibilidad y una conciencia ética para identificar los problemas y buscarles soluciones racionales.
La investigación fríamente llevada a cabo se perdió en el dilema de lo que técnicamente se puede realizar estableciendo una brecha poco clara entre lo que moral o éticamente se debía realizar.
Los problemas morales sobre la vida, la salud, la medicina, son objeto de estudios serios y sistemáticos en los últimos años. En el mundo occidental un estudio de ese tipo era terreno casi exclusivo de la teología moral de la iglesia católica, mientras que otros aspectos relacionados con la salud humana eran objeto de disciplinas como la deontología y la medicina legal.
Dentro de cualquier hospital, la petición del consejo ético a un colega ha sido tan antigua como la consulta de unos a otros por razones profesionales, y se sentía la necesidad de una disciplina que englobara y buscara salidas correctas a los múltiples problemas éticos y morales que se escapaban del ámbito médico científico. De esa necesidad surge la bioética hospitalaria.
El Hospital Materno perinatal Mónica Pretelini Sáenz en su labor como institución de enseñanza y gestor de la investigación materna y neonatal establece 3 comités reguladores de los temas de investigación en salud, el Comité de Investigación, el Comité de Ética en Investigación y el Comité Hospitalario de Bioética, buscando con ello generar una investigación de calidad y con apego al cuidado de los aspectos técnicos, científicos y sobre todo humanos.
Estos comités están constituidos por un grupo de personas, que establecen la misión de deliberar sobre la moralidad de determinadas decisiones o cursos de acción, bien sea en la práctica clínica, en la investigación científica o en la gestión de los recursos sanitarios disponibles.
Puede considerarse como un órgano de deliberación cuyo fin es formar una opinión razonada y razonable de hechos clínicos o no, planteados en situaciones complejas por la incertidumbre y en la que hay que tomar en cuenta la dignidad, los derechos e intereses de todas las personas afectadas por el problema en cuestión, para luego llegar a decisiones realmente realistas y prudentes. Ahora bien, en la toma de decisiones no se pueden tener criterios severos, rígidos e impositivos, sino que debe darse apertura al diálogo, respetar los puntos de vista de los demás con humildad intelectual, poseer la flexibilidad necesaria para modificar las propias posiciones, si se requiere. Pero esta flexibilidad no está reñida de ninguna manera, con la firmeza a la hora de defender los valores éticos que están en juego cuando se está convencido de estar en la posición correcta.
La participación en un comité de ética tiene que partir del principio de que uno no tiene la verdad absoluta, de qué en el proceso de deliberación (que es un proceso racional) se pueden aportar datos y perspectivas que nos lleven a cambiar el propio juicio sobre el asunto tratado, y por último que el acuerdo tomado no podrá ser nunca completamente cierto o considerarse como la única solución. Lo ideal en la solución es lograr el principio de universalización que se alcanza cuando todos los participantes, de manera libre y razonada logran una opinión consensuada.
La deliberación de los comités se llevará a cabo como una recomendación consensuada o mejor dicho, como la recomendación idónea para ese caso tiempo o lugar pero en ningún momento será obligante ni punitiva.
Las funciones que cumplen los comités de bioética son amplias y diversas. Varían de acuerdo a las necesidades y criterios locales, a las posibilidades y recursos humanos disponibles, a las acciones que se hubieran propuesto y al grado de desarrollo que hayan alcanzado. Básicamente los comités de bioética tienen tres funciones: consultiva, educativa y normativa.
- La función consultiva, cumple con la necesidad de analizar con detenimiento, los aspectos éticos de casos clínicos que han suscitado dudas entre los médicos tratantes, el personal de enfermería o los propios pacientes o sus familiares. Se busca solucionar conflictos éticos de la práctica médica. Para ello debe actuar como una instancia de deliberación, de debate racional, plural y crítico de los conflictos planteados, para luego proponer soluciones, asesorar o aconsejar dando una opinión prudente, justa y multidisciplinaria. Los comités de bioética hospitalaria no pueden ni deben sustituir las funciones de los comités de deontología de los colegios médicos, los cuales sí tienen funciones de investigación y sanción de conductas profesionales incorrectas.
- La función educativa, se refiere en primer lugar a la necesidad de formación en bioética y capacitación de los propios miembros del comité. Es muy conveniente que cada uno asuma un compromiso de autoformación mediante las lecturas de publicaciones de bioética y la asistencia a cursos o congresos de la disciplina. Es también responsabilidad de los comités de bioética ofrecer una instancia educativa en bioética al conjunto de médicos y profesionales de colaboración y a todo el personal de un hospital. En el caso de los hospitales docentes, los comités de bioética deben tener una participación activa en los programas de educación en bioética de los estudiantes, particularmente en su aplicación a la clínica. Finalmente existe también una función educativa a la comunidad, la cual se puede ejercer a través de variadas actividades o programas de divulgación.
- La función normativa, consiste en la elaboración de criterios generales para enfrentar diversos problemas. A modo de ejemplo muchos comités de bioética han sugerido mejorar condiciones de horario de visitas, facilidades para el contacto de pacientes terminales con su familia, modo de personalizar más la atención, mejorías en la información a los pacientes, etc. Otros comités recomiendan pautas o guías para que los médicos residentes reconozcan y formulen aspectos o problemas éticos de los casos a su cuidado, para que sean analizados por el comité de bioética. Los comités pueden asumir funciones normativas más complejas, participando, a petición de las autoridades institucionales, en la formulación de políticas o programas locales tales como programas de trasplantes, fertilización asistida, rehabilitación, introducción de nuevas tecnologías y otros.
Limitaciones
Los comités de bioética hospitalaria constituyen actualmente una necesidad y un valioso aporte en la búsqueda de mejores condiciones de funcionamiento hospitalario. Sin embargo, estos comités encuentran algunas limitacionesy dificultades que no siempre son fáciles de solucionar en corto lapso de tiempo:- Al inicio resulta complicado conformar un grupo interdisciplinario equilibrado. Sus integrantes deben poseer una buena trayectoria profesional, académica y científica, evaluada a través de su currículum vitae, y es deseable que tengan formación bioética. Es igualmente complicado encontrar un miembro adecuado que represente a la comunidad.
- Puede ser difícil adquirir una continuidad en el trabajo. Cada uno de sus miembros debe comprometerse a tener una participación activa, asistir a las reuniones, preparar los temas, estudiar los casos, redactar los informes, etc. Sin el compromiso personal mínimo de todos sus integrantes, los comités de bioética hospitalaria son casi imposible que funcionen bien.
- Interrumpir o no tratamientos en enfermos de mal pronóstico.
- Dar o no de alta a pacientes terminales.
- Establecer la proporcionalidad de ciertos tratamientos en circunstancias especiales.
- Decidir la extensión de las medidas paliativas.
- Suspender ventilación mecánica.
- No establecer tratamientos heroicos en enfermos incurables.
- Cuándo o cómo informar el paciente sobre su condición y pronóstico.
- Asuntos propios de la asignación de recursos limitados.
- Problemas de consentimiento informado en proyectos de investigación.
Ante estas dificultades, los comités de bioética hospitalaria sólo aconsejan y asesoran a las instancias directivas que son las llamadas a dictar normas.
Más información acerca de los comités hospitalarios que actualmente fungen en el Hospital Materno Perinatal "Mónica Pretelini Sáenz" en: 722 276 5540 ext: 90849